
Algunos pasaron de firmar despidos con Infantería a repartir corazones en Facebook y Whatsapp.
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Editorial19/11/2025
Hay fechas que la historia de un pueblo escribe con tinta indeleble. Y no por poesía, sino por papeles: decretos, notificaciones, firmas, sellos, números de expediente.
En Fiambalá, diciembre de 2015 es uno de esos momentos que no necesita interpretación.
Necesita lectura.
Porque mientras hoy las redes rebalsan de frases azucaradas sobre justicia, la defensa del trabajador y una repentina sensibilidad social digna del Vaticano, los documentos oficiales dicen otra cosa. Fría, dura, sellada y foliada.
Ahí está el Decreto Municipal N° 289/15, fechado el 18 de diciembre de 2015, donde se dispuso la baja laboral de 137 trabajadores municipales: no becarios, no temporarios, no “colaboradores”.
Trabajadores reales. Permanentes, contratados, administrativos, obreros.
Gente con hijos, con antigüedad, con derechos.
Y para quienes hoy tienen la memoria corta, aquí están —en imágenes, no en relatos— los documentos que algunos prefieren olvidar:
📄 Notificación oficial de baja:
Emitida por la Dirección de Personal, comunicando que, según el Decreto 289/15, el vínculo laboral con cada empleado quedaba terminado. Sello, firma y fecha. Nada de rumores.

📄 Decreto 289/15 – Primera parte:
Expone que los trabajadores “no contaban con antigüedad suficiente ni con control de legalidad”. Cita doctrina administrativa para justificar la desvinculación incluso de empleados permanentes. Todo muy jurídico, muy técnico… muy conveniente.

📄 Decreto 289/15 – Segunda parte:
Artículo 1°: revocación de la planta permanente.
Artículo 4°: notifíquese, publíquese, archívese.
Firmas incluidas, por supuesto. Las imágenes no mienten.

Ahí están los papeles.
Ahí están las firmas.
Ahí están los sellos.
No es un relato. No es un invento. Es un decreto.
Mientras esas notificaciones se entregaban una por una —a madres, padres, familias enteras— hubo quienes tuvieron la oportunidad de hablar… y eligieron callar.
Dirigentes políticos locales, sindicalistas, referentes partidarios, concejales electos, “solidarios profesionales” que hoy escriben cartas abiertas… pero que en aquel diciembre se evaporaron.
No marcharon.
No denunciaron.
No acompañaron.
Y, lo más grave para su sensibilidad actual:
No publicaron ni una lágrima en Facebook.
Lo que sí hubo fue Infantería en las calles de Fiambalá, represión frente al Centro Cultural, vecinos lastimados, causa judicial a ciudadanos, lágrimas, caos y 137 familias sumidas en la angustia.
Eso también está documentado, aunque ahora algunos prefieran filtros en sepia y discursos sobre la paz social.

Porque hoy, los mismos que en 2015 no movieron un dedo —ni para cambiar la foto de perfil— aparecen transfigurados: defensores de derechos humanos, protectores de trabajadores, paladines de la justicia laboral.
Un verdadero milagro político, de esos que no pasan en Belén de la región de Judea, al sur de Jerusalén, sino en épocas preelectorales, en Fiambalá.
Algunos exfuncionarios del PJ, ciertos sindicalistas silenciosos de entonces, e incluso figuras que en 2015 estaban ocupadas en otra galaxia, hoy descubren su amor por los trabajadores… justo cuando no hay represión, no hay infantería, no hay despidos, no hay causas judiciales y lo único que existe es una revisión administrativa de becas temporarias heredadas del clientelismo de siempre.
Qué sincronización. Qué timing. Qué casualidad.


| Aspecto | Diciembre 2015 | Hoy |
| Situación laboral | Despidos definitivos vía Decreto 289/15 | Revisión administrativa de becas |
| Tipo de vínculo | Planta, permanentes, contratados | Becas temporarias |
| Método | Decreto de baja + Infantería + represión | Mesa de diálogo, legalidad |
| Documentación | Notificación oficial de despido | Expedientes de revisión |
| Presencia del PJ local | Silencio total | Posteo en redes y “manifiestos solidarios” |
| Contexto social | Gases, golpes, llantos | Libre expresión sin persecución |
Que no se diga que la memoria no compara.
Compara, y con precisión quirúrgica.

Ni aunque quieran.
Ni aunque incomode.
Ni aunque moleste a quienes recuerdan solo lo que conviene.
El Decreto 289/15 existe.
Las notificaciones existen.
Las imágenes existen.
Los testimonios existen.
Y quienes no estuvieron en 2015 para defender a 137 trabajadores reales, hoy no están —ni estarán— en condiciones morales, éticas ni políticas de exigir nada.
Porque cuando hay que estar, se está.
Y cuando no se estuvo, no se puede reclamar protagonismo casi una década después.

Sí.
Pero también es necesaria.
Como medio de comunicación, no estamos contra los trabajadores.
Estamos —y estaremos siempre— contra los oportunistas que se disfrazan de defensores del pueblo cuando huelen cámaras, elecciones, likes o buscan incrementar seguidores en sus redes sociales.

En Fiambalá, la memoria ya despertó.
Y los papeles también.


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