
Millones del Estado destinados a legisladores inútiles que no legislan: el alto precio de la inacción política.
El pasado 12 de octubre, mientras el mundo recordaba el “descubrimiento de América”, en Fiambalá se intentó revivir la hazaña. No llegaron carabelas, pero sí un grupo de candidatos del Fuerza Patria – PJ encabezados por el presidente del Colegio de Abogados y aspirante a diputado provincial, Jorge Exequiel Moreno, quien, cual Cristóbal Colón moderno, arribó al norte Fiambalense con la noble misión de “descubrirlo” y retratarse con los nativos, como si el territorio hubiera estado sumido en la invisibilidad hasta su llegada iluminada.
Acompañado por la candidata a senadora Pamela López, algunos ex radicales arrepentidos y, como pieza de museo en esta expedición política, la exintendenta Roxana Paulón, conocida en toda la provincia por sus gestiones tan recordadas como los fantasmas de las obras inconclusas, Moreno emprendió una travesía que —más que política— fue un safari fotográfico. De hecho, podría decirse que fue una expedición etnográfica de redes sociales, donde lo único que se recolectó fueron likes y algún que otro comentario de lástima de sus obedientes fundamentalistas.
El recorrido, según las publicaciones de Moreno en Facebook, fue casi una experiencia mística: descripciones poéticas del viento, los álamos, el silencio de los cerros y las familias trabajadoras. Todo muy emotivo… salvo que olvidó mencionar un pequeño detalle: su partido ya gobernó y lo hizo desastrosamente. Porque mientras él hablaba de “escuchar al pueblo”, los vecinos aún recuerdan los años en que ese mismo signo político, bajo la administración de Roxana Paulón, dejó una deuda monumental, destruyó la confianza institucional, desmanteló el municipio y dejó obras fantasmas que sólo existen en los discursos y en los carteles oxidados.
El matadero de Palo Blanco, el Polideportivo de Fiambalá, la bodega de Medanitos... solo algunos de los nombres que en cualquier lugar significarían progreso, pero que en Fiambalá se traducen en promesas vacías, fondos perdidos y estructuras abandonadas. Y ahí estaba ella, sonriente y peinada, posando al lado de los candidatos nuevos como si nada de eso hubiese pasado, como si no fuera la misma persona denunciada públicamente por irregularidades y señalada por haber dejado el municipio en ruinas.
Lo más irónico es que estos nuevos “exploradores del interior profundo” creen que aparecer junto a Roxana Paulón suma votos. Una estrategia brillante… si lo que buscan es sumar rechazo. Porque, en los pueblos, la memoria es más fuerte que cualquier eslogan. La gente sabe muy bien quién vació las arcas municipales, quién mintió con obras inconclusas y quién usó la política para beneficio personal.
En medio del “descubrimiento”, también apareció Pamela López, viceintendenta de Tinogasta y candidata a senadora, quien promete ser distinta, aunque milita bajo la misma bandera que ya hundió al municipio Fiambalense y que ahora busca ser la sucesora del actual senador José Misael “Nony” Alaniz, cuyo paso por la Legislatura fue tan silencioso que muchos ni se enteraron que existía. Una figura política que parece salida del archivo de los desaparecidos en acción, porque jamás se lo vio acompañando al pueblo, ni presentando proyectos, ni gestionando nada, en resumen “un senador que no hizo nada”.
Pero lo más divertido —y también lo más triste— fue la foto de la “unidad”: Pamela López y Roxana Paulón sonriendo juntas, como si la política fuera un álbum familiar. Lo que las imágenes no muestran es que se detestan cordialmente. Todos en Fiambalá lo saben: el grupo de Paulón critica y desprecia abiertamente a Pamela López y a su jefe político, el Diputado Nacional Sebastián Nóblega. Se dicen peronistas, pero en los pasillos del partido se lanzan más dardos que a una diana. De hecho, algunos rumores aseguran que el “paulonismo” ya impulsa un voto castigo contra la propia López, aunque en público posen juntas para confundir a la gente y aparentar una unidad que sólo existe en las fotos de campaña.
Mientras tanto, Moreno sigue publicando en su red social largas crónicas llenas de metáforas: “El viento que acaricia los álamos”, “la palabra viva del pueblo”, “el hombre que cultiva su tierra”. Todo muy literario, pero absolutamente desconectado de la realidad. Porque el pueblo no necesita poesía, necesita gestión. Y justamente de gestión, el peronismo local dejó el peor ejemplo en la historia reciente de Fiambalá.
Así que, en esta reedición moderna del descubrimiento de América, los candidatos de Fuerza Patria se comportaron como exploradores desorientados que llegan a tierras que su propio partido devastó, y que ahora pretenden “redescubrir” con selfies y discursos de cartón.
La gente de Fiambalá ya no se deja engañar por los versos ni las fotos con filtro cálido. Saben perfectamente quiénes son los que prometen “escuchar” al pueblo después de haberlo dejado sin voz durante años.
Y mientras Jorge Exequiel Moreno sigue escribiendo publicaciones épicas sobre “el interior profundo”, los vecinos preferirían que, si tanto quiere honrar la historia, no sea Colón al que imite, sino alguien que no haya llegado a saquear lo que encontró.
Millones del Estado destinados a legisladores inútiles que no legislan: el alto precio de la inacción política.
El “Paulonismo” no entiende que el pueblo ya eligió otro camino.
Cara y Cruz | Diario El Ancasti
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