
El cinismo de quienes destruyeron Fiambalá aún pretenden dar lecciones.
El cinismo de quienes destruyeron Fiambalá aún pretenden dar lecciones.
Editorial02/09/2025Resulta insultante, por no decir obsceno, que Roxana Paulón y sus voceros mediáticos intenten hoy instalarse como fiscalizadores de una gestión municipal que apenas comienza a levantar a Fiambalá de la ruina que ellos mismos dejaron.
La ex intendenta carga sobre sus espaldas el recuerdo más negro de la historia política local: un municipio saqueado, con más de 600 millones de pesos en deudas sin justificar, proveedores estafados, un parque automotor convertido en chatarra y oficinas desmanteladas como si fueran botín de guerra. Ese es el verdadero legado de Paulón, y nada —ni fotos manipuladas ni titulares amarillistas— podrá borrarlo de la memoria de la gente.
Hoy, con total descaro, pretenden hablar de “oportunidades laborales desperdiciadas” cuando durante ocho años jamás se preocuparon por abrir las puertas del trabajo genuino. Por el contrario, se caracterizaron por el amiguismo, los privilegios a sus aliados políticos y la exclusión sistemática de quienes no se arrodillaban ante el poder de turno.
La maniobra de hacer circular imágenes y relatos sin pruebas es parte del mismo manual de siempre: la política oscura, resentida y mafiosa que busca generar caos donde hay esfuerzo, odio donde hay trabajo y desconfianza donde se intenta recuperar lo perdido. No sorprende: es la única forma que conocen para mantenerse en el escenario político, porque en el terreno de la honestidad y la gestión ya quedaron derrotados.
El pueblo de Fiambalá habló claro en las urnas: le cerró la puerta a Paulón y su camarilla. Pretender dar lecciones después de haber gobernado con corrupción y abandono es tan ridículo como querer vender humo a una comunidad que ya respiró demasiado veneno durante años.
Fiambalá ya no les cree, ya no los respeta, ya no los necesita. El tiempo de Roxana Paulón terminó, y la historia la juzgará como lo que fue: un capítulo oscuro que nadie quiere volver a vivir.
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