
EL PERONISMO EN LLAMAS: LA HERENCIA DE PAULÓN, LA FRAGMENTACIÓN ABSOLUTA Y EL FIN DE UNA ERA SIN RETORNO
Editorial – Por Redacción Multimedios Abaucán.
Editorial – Por Redacción Multimedios Abaucán.
Editorial07/08/2025 Por Redacción Multimedios Abaucán.El peronismo de Fiambalá atraviesa su peor momento. Lo que debería ser una instancia de construcción colectiva, se convirtió en un campo de batalla interna, plagado de egos desbordados, traiciones a conveniencia y acuerdos que nacen muertos. Y en el centro del desastre, como una sombra que aún intoxica cada intento de reorganización, se alza el nombre de Roxana del Valle Paulón, la dirigente que convirtió un proyecto político en un culto personalista, hoy reducido a escombros.
A escasas horas del cierre de alianzas, el Partido Justicialista local parece un rompecabezas cuyas piezas ya no encajan. No hay unidad, no hay estrategia, no hay conducción. Lo que hay es desconfianza, desgaste y un malestar que se respira entre las bases, los dirigentes medios y los mismos votantes que supieron apostar por este espacio. Nadie parece saber quién conduce, pero todos coinciden en algo: la época de Paulón dejó un daño estructural profundo, cuya factura aún se está pagando.
Las reuniones por separado, los cuchicheos en pasillos, los nombres que se tiran sobre la mesa sin consenso, son apenas la consecuencia visible de una fractura que comenzó cuando Paulón decidió que el peronismo era suyo. Desde entonces, no hubo proyecto colectivo, sino una acumulación personalista de poder, basada en acuerdos rotos, oportunismo electoral y una conducción que ninguneó la voluntad popular hasta perderlo todo en 2023.
Hoy, los sectores que intentan salvar algo de lo que queda del PJ local deben cargar con el lastre de esa historia reciente. Nadie olvida que la exintendenta impulsó candidaturas a espaldas del acta de unidad firmada en 2021, desbaratando un acuerdo con fecha, firma y foto incluida. La propia Paulón fue quien lo invalidó al traicionar lo acordado apenas unas horas después, al imponer su dedo sobre nombres que el pueblo nunca pidió.
¿Con qué cara reclaman ahora que se respete esa acta, cuando fueron ellos mismos quienes la pisotearon antes que la tinta secara?
En un intento desesperado por transmitir una imagen de cohesión, se han difundido fotos cuidadosamente producidas para simular una supuesta unidad. Pero en los cafés, en las calles, en las charlas de militantes y dirigentes, a viva voz se comenta lo contrario: el peronismo local está más fragmentado que nunca. Las imágenes no pueden ocultar las internas feroces, las traiciones recientes y las profundas desconfianzas entre los sectores que, hasta hace poco, se lanzaban dardos en redes y pasillos.
La ciudadanía no es ingenua. Entiende que una foto no reemplaza el verdadero consenso, y que son más los codazos que los abrazos reales dentro del espacio.
En las últimas semanas circularon versiones sobre una supuesta “unidad peronista” que estaría siendo cocinada entre gallos y medianoche. Pero lo que realmente hay es una novela de manipulación, operaciones y fotos impostadas que nadie cree. La dirigencia peronista actual parece más preocupada por preservar cuotas de poder interno que por representar los intereses de un pueblo que ya no se deja engañar.
A tal punto llegó la descomposición, que varios partidos y sectores emitieron un duro comunicado conjunto, negando haber firmado alianza alguna con el PJ. Denunciaron la falta de debate democrático, el intento de imponer candidaturas a dedo y una profunda desconexión entre los intereses del partido y las verdaderas urgencias de la gente. No es un dato menor. Es una sentencia: el peronismo, tal como lo conocíamos en Fiambalá, ya no existe.
Si algo queda claro en este caos es que Roxana Paulón pasó de ser lideresa a convertirse en el mayor obstáculo para la recomposición peronista en la región. Su figura ya no representa un liderazgo, sino un recordatorio constante del oportunismo, el incumplimiento, la soberbia y la falta de escrúpulos políticos. Es la encarnación de la derrota, del catastrófico fracaso electoral, de la crisis interna, del vaciamiento de ideas y de la falta de rumbo.
Ni el PJ provincial quiere ya cargar con ese nombre. Ni siquiera Tinogasta —otrora bastión de alianzas funcionales— apuesta a sostener una estructura local desmembrada, huérfana de conducción y desgastada moralmente por años de imposiciones verticalistas y decisiones unilaterales.
Hoy por hoy, hablar de Paulón en los círculos internos del PJ es sinónimo de malestar. Es un nombre que genera incomodidad, resquemor y rechazo. Y si alguien desde ese sector pretende reconstruir poder con ella como figura central, solo encontrará más fragmentación, más descreimiento y más alejamiento de una ciudadanía que ya no quiere más de lo mismo.
Lo cierto es que, a pocas horas del cierre de alianzas, el peronismo Fiambalense se encuentra a la deriva. No hay claridad sobre los candidatos. No hay mesas amplias ni consensos reales. No hay liderazgo. Y, lo más alarmante: no hay confianza ni en las promesas ni en los firmantes.
Mientras tanto, la sociedad observa hastiada este espectáculo patético, donde cada sector parece más interesado en acomodar sus fichas personales que en construir un verdadero proyecto de futuro. Los militantes, desmoralizados. Los votantes, decepcionados. Y los dirigentes, atrapados entre el fuego cruzado de sus propias mezquindades.
Hoy más que nunca, se impone una necesidad urgente: renovar de raíz, abrir paso a nuevos liderazgos sin ataduras con el pasado, sin compromisos con quienes ya demostraron estar más cerca del fracaso que de la esperanza. Porque si el peronismo quiere volver a ser alternativa, primero tiene que demostrar que aprendió la lección de sus propios errores.
Y eso, con Paulón aún en la foto, es simplemente imposible.
Esta editorial es una interpretación periodística sobre hechos de relevancia pública. No tiene intención de injuriar ni calumniar a persona alguna, sino de ejercer el legítimo derecho a la crítica política y al análisis del accionar de dirigentes que ocupan o han ocupado cargos públicos.
Editorial – Por Redacción Multimedios Abaucán.
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