EL PERONISMO EN CRISIS: ROXANA PAULÓN, ABANDONADA POR TODOS Y SEÑALADA COMO EL MAYOR OBSTÁCULO PARA UNA RECUPERACIÓN POLÍTICA

Fiambalá atraviesa una tormenta política que ya dejó de ser interna para convertirse en un escándalo público. El peronismo local, lejos de mostrar unidad o liderazgo, está estallado por dentro, con peleas, traiciones y un nombre que genera más rechazo que adhesión: Roxana Paulón.

Sí, la misma exintendenta que dejó el municipio en ruinas, con deudas millonarias, proveedores estafados y un parque automotor devastado, hoy pretende regresar al ruedo político a cualquier precio. Pero la jugada desesperada le está saliendo mal.

Durante el pasado fin de semana, Paulón intentó convocar a lo poco que le queda de militancia con un “asado de unidad” en su posada de Medanitos —una construcción que muchos señalan como remodelada con fondos municipales durante su gestión—, pero el evento fue un fracaso rotundo. La carne sobró, y la soledad fue absoluta. Solo asistieron algunos personajes sin peso político, desprestigiados y sin representación real en la comunidad. El resto, los verdaderos referentes del peronismo, eligieron reunirse por fuera, sin ella, dejando en claro que Paulón no tiene lugar ni espacio de poder dentro del justicialismo departamental.

Mientras tanto, la exjefa comunal acelera gestiones para ser candidata a legisladora. ¿El motivo? No es ideológico ni programático, sino judicial: necesita fueros para blindarse ante posibles denuncias que podrían resurgir por presuntos hechos de corrupción durante su gestión, que todavía provocan indignación entre vecinos y exfuncionarios.

El clima interno es tan áspero, que varios sectores del peronismo ya se plantaron: si Paulón es impuesta por el dedo caprichoso de la provincia, abandonarán la campaña. Afirman que su imagen negativa, que no para de crecer, es garantía de derrota y podría facilitar una paliza electoral por parte del radicalismo.

Y como si esto fuera poco, el panorama se vuelve aún más surrealista con el episodio reciente de un candidato radical que se bajó a último momento, perjudicando... al peronismo. Sí, como suena. Las encuestas daban al ahora exprecandidato una proyección electoral tan alta, que su retiro inesperado —según algunos, parte de un acuerdo subterráneo con la provincia— descolocó a todo el escenario político. Pero el mayor daño colateral lo sufrió el peronismo, que apostaba en silencio a que la disputa entre candidatos radicales divida votos opositores. Hoy, esa estrategia quedó en la nada.

Por otro lado, en vez de proyectar propuestas, el justicialismo fiambalense vive una guerra de espías. A través de grupos de WhatsApp y audios virales, los militantes se atacan, se graban, se insultan, y ventilan su miseria interna como si fueran panelistas de un programa de chimentos. La última escena: una reunión peronista sin Paulón fue denunciada en redes por “sabuesos con binoculares” que subieron videos y desataron una oleada de insultos digna de un conventillo político.

El diagnóstico es contundente: el peronismo está quebrado, sin conducción y con su mayor figura del pasado convertida en su lastre más pesado. Nadie quiere a Paulón, ni los suyos, ni los de antes, ni los que alguna vez la aplaudieron. Lo que alguna vez fue poder, hoy es rechazo, y lo que antes era estructura, hoy es desconfianza.

Mientras tanto, el reloj electoral avanza, y los peronistas que aún conservan algo de dignidad prefieren mirar para otro lado antes que acompañar a una dirigente que solo acumula derrotas, sospechas y viejos chismes.

Foto de Radio Tabaruco 94.5: “Espionaje entre peronistas: así operan los “sabuesos” del conventillo político Fiambalense”.