LA JUSTICIA ORDENA LA ENTREGA DE UN TRACTOR SECUESTRADO TRAS UNA DENUNCIA DE LA GESTIÓN ACTUAL

Luego de casi un año y medio desde el inicio de la gestión del intendente Raúl Úsqueda, la justicia de la 5ª Circunscripción Judicial, finalmente ordenó la entrega de un tractor municipal que permanecía secuestrado en la comisaría de Fiambalá, en el marco de una denuncia realizada por el propio municipio. La unidad, que había sido recuperada a poco de asumir la actual administración, presentaba serias irregularidades: el motor no correspondía al original, sino que pertenecía a una camioneta, lo que generó una investigación judicial para determinar su procedencia y el destino del motor original.

Este caso no es aislado. Se suma a una extensa lista de bienes recuperados por la Justicia tras allanamientos y operativos ordenados luego del traspaso de mando, que dejaron en evidencia el caos administrativo, el ocultamiento de bienes públicos y la falta total de responsabilidad con la cosa pública durante el gobierno anterior, encabezado por Roxana Paulón.

En reiteradas ocasiones, desde la actual gestión denunciaron que al asumir encontraron un municipio desmantelado, con vehículos, herramientas y otros elementos municipales desaparecidos o en poder de particulares vinculados a la ex intendenta. En ese marco, la Justicia ordenó allanamientos en domicilios de ex funcionarios donde fueron recuperados camiones, tractores, máquinas y materiales que debían estar al servicio de la comunidad, pero que habían sido escondidos de forma ilegal.

La recuperación de este tractor –que próximamente será destinado a la delegación de Palo Blanco– es un nuevo capítulo de una historia oscura que todavía está lejos de cerrarse. La justicia continúa investigando lo que fue una de las gestiones más cuestionadas y denunciadas de la historia de Fiambalá. La administración de Paulón, recordada por dejar una deuda millonaria de más de 1.100 millones de pesos, una flota municipal destruida y un municipio sumido en el abandono, sigue arrojando secuelas que la gestión de Úsqueda debe resolver día tras día.

Mientras tanto, la comunidad sigue esperando que los responsables rindan cuentas. Porque lo que se llevaron, lo que ocultaron y lo que destruyeron, no les pertenecía: era del pueblo de Fiambalá.