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Por Multimedios Abaucán.
Información General10/05/2025En un mundo donde las malas noticias parecen ganar protagonismo, donde las pantallas y los titulares muchas veces se llenan de dolor, violencia y desesperanza, hoy queremos contar otra realidad. Una historia simple pero profundamente poderosa. Una historia de amor, sacrificio y esperanza. Una historia que no solo merece ser contada, sino también compartida, abrazada y celebrada.
Es la historia de Santo David Morales, un hombre de 44 años, oriundo de la localidad de Tatón, trabajador, humilde, vecino del barrio Pampa Blanca en la ciudad de Fiambalá, donde se gana la vida como ordenanza en la Escuela Secundaria N° 17. Pero por sobre todo, es papá, y eso lo define mucho más que cualquier otro título.
Este sábado, mientras en la localidad de Saujíl, a 15 km al norte de Fiambalá, se desarrollaba una nueva jornada del Torneo Municipal de Fútbol Infantil Mixto, donde participan niños de 7 a 15 años de distintas categorías y clubes de la zona, David tomó una decisión que para muchos pasaría desapercibida, pero que lleva consigo una grandeza que toca el alma: cargó a su pequeño hijo, Alexander Benjamín Morales, de apenas 9 años, en su humilde bicicleta, con una botella de agua dentro de una bolsa de nylon, y pedaleó 30 kilómetros –ida y vuelta– por el solo deseo de que su niño pueda hacer lo que más ama: jugar al fútbol con su camiseta del querido Club Sportivo de La Ramadita.
No tiene auto, ni moto, ni una bicicleta costosa. Pero tiene algo que muchos olvidan: un corazón enorme, una voluntad férrea y un amor incondicional por sus hijos.
En ese mismo camino, los cruzó Denis Bayón, ex jugador de Primera División y actual integrante del plantel de Veteranos del Club Defensores. Al ver a David y su hijo en la ruta, bajo el sol, compartiendo ese silencioso acto de amor, Denis se detuvo, los saludó, los abrazó y no pudo evitar emocionarse. “Ver eso me tocó el alma”, dijo con la voz entrecortada en diálogo con Multimedios Abaucán. “Ese padre no necesita lujos, tiene el mayor de los tesoros: un corazón que late por su hijo. Yo soy padre y entiendo. Y lo único que tenía en ese momento era un pantalón corto de mi club… y se lo regalé con todo el corazón a ese niño valiente.”
Las imágenes, tomadas con respeto y emoción, comenzaron a circular. La historia tocó tantas fibras que rápidamente se transformó en un ejemplo de vida, de esos que merecen ser noticia, de esos que nos recuerdan que no todo está perdido.
Sergio Araya, presidente del Club Sportivo de La Ramadita, también se sumó a las palabras de reconocimiento. Comentó a Multimedios Abaucán que el club, junto con la Municipalidad de Fiambalá, les brinda transporte a todos los niños para asistir a los partidos, pero que en esta ocasión David había decidido ir por su cuenta debido a compromisos familiares. “Pero nunca falta, nunca deja a su hijo afuera. Siempre está. Y eso, eso es lo que vale”, remarcó Araya con orgullo.
Hace más de diez años que en la zona no se vivía un torneo infantil como este. Con decisión política y un fuerte compromiso del Intendente Raúl Úsqueda y el área de deportes municipal, hoy este torneo no solo devuelve la alegría a cientos de niños, sino también, nos regala historias como la de David y Alexander, que son pequeñas luces en medio de un mundo que tanto necesita esperanza.
Porque mientras algunos se rinden, otros pedalean. Aunque el camino sea largo. Aunque el sol castigue. Aunque las piernas duelan.
Hoy, Alexander Benjamín Morales jugó su partido. No ganó una copa. Pero ganó algo mucho más valioso: el reconocimiento de una comunidad entera, el aplauso de quienes entendemos que el verdadero triunfo está en esos gestos cotidianos que cambian el mundo.
Y quizás, solo quizás, algún día lo veamos entrar a una cancha grande, bajo luces intensas, con tribunas llenas y cámaras grabando. Pero siempre, siempre, llevaremos en el corazón esta imagen: la de un padre y un hijo, cruzando caminos polvorientos con la ilusión en los ojos y el fútbol en el alma.
Historias como la de David y Alexander merecen ser contadas con el alma, porque nos recuerdan lo más valioso que tenemos como sociedad: el amor, el esfuerzo y la esperanza.
La familia de Santo David Morales está compuesta por su esposa, Agustina Isabel Vega, y sus dos hijos: Cristian Alejandro (12) y Alexander Benjamín (9).
Para quienes deseen colaborar con esta familia ejemplar, especialmente para que Alexander pueda tener su propia bicicleta y seguir persiguiendo sus sueños con mayor comodidad, dejamos a continuación los datos para realizar donaciones solidarias:
Alias: Santo.234
A nombre de Santo David Morales
Gracias, David. Gracias por enseñarnos que a veces, con amor, hasta lo imposible se vuelve rutina.
Gracias, Alexander, por recordarnos que los sueños caben en una bicicleta.
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Fotos Gentileza: Denis Bayón
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