
FUERTE VIENTO ZONDA EN PALO BLANCO PROVOCÓ LA CAÍDA DE UN POSTE DE LUZ SOBRE UN AUTO
Regionales02/08/2025Vecinos evitaron una tragedia mayor.
Una vez más, la furia de la naturaleza expone la negligencia de las autoridades provinciales. En medio de un brutal temporal de viento zonda que azota el distrito de Fiambalá con ráfagas de hasta 65 km/h —superando los 75 km/h en la Cordillera—, la comunidad se encuentra bajo una alerta constante. Evacuaciones, cortes de energía, caídas de árboles y caminos intransitables marcan la jornada, mientras la seguridad de cientos de personas pende de un hilo.
El emblemático complejo Termas de Fiambalá debió ser evacuado de forma preventiva ante desprendimientos en la zona montañosa. Las rutas, convertidas en trampas de polvo y ramas, han quedado parcialmente bloqueadas en algunos casos, mientras que el Paso Internacional de San Francisco fue declarado intransitable y se anunció su cierre para mañana. Además, se restringió el acceso al Balcón del Pissis, otro punto turístico clave de la región.
En la ciudad, la visibilidad es mínima y el viento golpea sin tregua. Las actividades culturales por el Día de la Pachamama, previstas en el Cañón del Indio, debieron reprogramarse para las 19:30 hs, mientras que en la localidad de Las Papas el evento se desarrolló con restricciones. La situación es crítica, pero hay quienes, en medio de esta emergencia, son obligados a enfrentar lo inhumano: los docentes rurales.
En este contexto dramático, se alza un grito de indignación: ¿hasta cuándo el Ministerio de Educación de Catamarca seguirá mirando hacia otro lado? Decenas de docentes rurales del norte de Fiambalá, que recorren diariamente distancias de hasta 200 kilómetros (entre ida y vuelta), fueron nuevamente obligados a presentarse en sus escuelas como si nada ocurriera.
A pesar de las advertencias meteorológicas, los caminos de ripio cubiertos de ramas y polvo, la ausencia de señal y la posibilidad latente de quedar varados sin asistencia, los trabajadores de la educación fueron empujados —una vez más— a jugarse la vida para cumplir con su vocación. No hubo protocolo. No hubo suspensión. No hubo humanidad.
Todo mientras las autoridades de la cartera educativa permanecen cómodamente instaladas en oficinas con calefacción central, alejadas de la realidad, decidiendo desde escritorios mullidos el destino de quienes aspiran tierra y enfrentan la tormenta del temible viento zonda.
¿Acaso se necesita una tragedia para que el Estado reaccione? ¿Tiene que morir un docente para que alguien se haga cargo?
Porque a esta altura, queda claro: los discursos de empatía no salvan vidas, y la indiferencia oficial mata en silencio.
El malestar también se extiende a ciertos sectores de la prensa oficialista que —lejos de informar— prefieren callar. Callan por temor o conveniencia, porque las suculentas pautas publicitarias del Gobierno provincial compran silencios, disfrazan la verdad y censuran el dolor de quienes padecen el abandono institucional.
Multimedios Abaucán no es uno de ellos. Hoy, cuando la tierra sopla con furia desde lo alto de la Cordillera, lo que se ventila también es el hartazgo de una comunidad que exige respeto, empatía y decisiones responsables.
Porque Fiambalá como otras poblaciones de la provincia no necesitan discursos. Necesitan presencia real del Estado, protocolos serios y políticas educativas humanas, donde la vida de cada maestro y maestra valga más que un papel firmado desde el confort del poder.
Redacción: Multimedios Abaucán – Voces del viento que no callan la verdad.
Las imágenes de docentes rurales volviendo de sus puestos en plena tormenta no necesitan adornos: son la prueba viva de una política educativa que desprecia la vida de sus trabajadores.
Vecinos evitaron una tragedia mayor.
Sebastián Nóblega participó en importante encuentro por el Corredor Bioceánico.
En el distrito de Fiambalá.
En el barrio homónimo.
Ante el abandono de las autoridades.